martes, 12 de mayo de 2009

Nuevo enfoque

Uno va creciendo, y a medida que pasa el tiempo las ideas cambian.
A lo que uno se aferraba con cada aliento de su alma, se lo lleva el viento,
y sería necio seguir atándose a una idea, porque una idea es sólo eso... sólo una idea.

Luego nacen otras ideas, cultivadas por otros libros, por otros cielos, por otros soles y lunas llenas.
Nace uno nuevamente a cada instante, son las dinámicas de la vida.

Es una aprendizaje constante, se mueve todo el tiempo, y a veces uno se pierde.
Hoy quiero Ser. Aprender el silencio.
Mañana no sé, mañana no es, mañana es una ilusión.

De nada sirve aferrarse a una certeza cualquiera,
porque esa certeza sólo existe en el tiempo,
y el tiempo es un invento de la mente, el tiempo en sí mismo, no existe.
La certeza no existe.

Quiero decir con esto que es mayor la incertidumbre del que cree vivir en una certeza
que la del que simplemente hace caso al momento, único e irrepetible,
donde todo es posible y nada es certero, todo es dinámico, todo se mueve, constantemente.

Cambia, todo cambia.

Ayer tenían la firme certeza de que la Tierra era plana, de que el Sol giraba a su alrededor, de que las estrellas eran agujeritos en un manto lejano que era el cielo.
Hoy tienen la certeza de que la Tierra es un geoide, de que giramos alrededor del Sol y que éste a su vez gira alrededor de un Sol Central, y que a su vez la Vía Láctea gira alrededor de vaya uno a saber qúe Sol Súper Central.
Quizás estas teorías concuerden con los fenómenos que percibimos, como la salida y puesta del sol, las estaciones, las mareas. Pero también concordaban con estos fenómenos las ideas del ayer. Quizás hoy es un futuro ayer. Yo, personalmente, no lo sé, no tengo los conocimientos ni los recursos científicos suficientes para comprobarlo.

Creo en montones de paradigmas vigentes, sí. Creo, realmente, que la Tierra gira alrededor del Sol y todo lo demás.
Pero creo también que eso condiciona mi pensamiento, como todas las creencias que tengo acerca de todo: del Cosmos, del Arte, de la Sociedad, del Amor, del Ego.

Un nuevo enfoque estoy buscando,
un mundo a través de los ojos de la verdad, y no del condicionamiento, lo que uno -cree- que es la verdad.

Y para ver un mundo a través de la verdad, hay que conocerse a uno mismo.
Muchas veces juzgamos (hechos, acciones, personas, obras de arte) a través del velo de la subjetividad.

Ejemplo: Leo en libros de arte acerca de Picasso. En lugar de Picasso vamos a llamarlo Fulano, para evitar cualquier tipo de condicionamiento. Leo en libros de arte que Fulano es un genio, pionero del "Fulanismo pictórico", un innovador, y que además estaba un poco loco (o quizás era un genio incomprendido), lo que le suma muchos puntos.
Todo esto me genera una idea positiva de Fulano, entonces cuando veo una pintura de Fulano, ya voy con un condicionamiento, sabiendo que es un genio, y quizás si no me gusta su pintura, o no la entiendo, soy un fracaso para el arte, o no tengo la percepción lo suficientemente aguda como para apreciarlo.
Entonces me gusta Fulano.
Entonces leo a los críticos que adulan el Fulanismo criticar a Mengano, diciendo que su obra es mediocre, que es sólo un imitador de cierta corriente artística, que sus pinturas no son sólidas, que bla bla bla. Luego veo una pintura de Mengano, también con un condicionamiento, pero esta vez negativo.
Entonces no me gusta Mengano.

Lo curioso es que los críticos que me hicieron gustar a Fulano y no gustar a Mengano, pasaron por el mismo proceso.

Somos individuos, y por ende vemos la vida de forma única.
También somos parte, o mejor dicho, Somos la sociedad; la alimentamos y nos alimenta.
Pero llega un punto en que nos creemos tanto lo que nos dicen por todos lados, que dejamos de ser individuos para formar parte de una enorme masa de pensamiento colectivo, que a su vez sigue retroalimentándose con ideas, que no son ideas nuevas, sino ideas viejas renovadas.
Todo esto nos impide ver la verdad, si es que hay una verdad. Porque en lugar de ver lo que es, vemos lo que creemos que tiene que ser.
Por eso creo que para ver la verdad tenemos que antes vernos a nosotros mismos. Darnos cuenta de por qué pensamos lo que pensamos, por qué juzgamos como juzgamos, por qué gustamos lo que gustamos.

Un nuevo enfoque.

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