sábado, 3 de mayo de 2008


Dos líneas cruzadas
como las piernas de una deidad.
Como una historia de desigualdad
se desata, sin fin, esta calamidad.

Adorar, acatar, nos hicieron pensar.
Nos hicieron creer, nos hicieron temer;
nos hicieron dudar, nos hicieron pensar de más.
Nos hicieron sentir mal: "Tus pecados pagarás".

¿Qué es si no una institución?
¿Dónde reside en ella la verdad?
Qué objeto, la falsa divinidad.
Son sólo conceptos pero nos empeñamos en malinterpretar.

No hay verdad allí,
sólo un tierno y piadoso engaño.
Sólo un impuesto al daño,
la indulgencia es un ejemplo claro.

No es una rivalidad, no. Es sólo una muestra de pesar,
tristeza por recordar la falsedad, la irrealidad.


Mac.

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