sábado, 3 de mayo de 2008

Y al cabo cabo de la soberanía de quien nos atormenta,
al cabo de este epitafio, el mundo cambiará.
El mundo cambió y cambia sin cesar.
Las vueltas que da, el maldito no para de girar.

Como el reloj, el devorador de horas,
el come-vidas, el oculta-almas:
su mejor herramienta, junto con sus miles y miles de armas.
Venganza no es lo que pido, pido una balanza.

Anhelo el Hermoso Silencio, el puro Amor.
Añicos son ahora los sueños del Nacer;
astillas, esquirlas quedan de lo que alguna vez fue
la sabia mano del corazón.

Mano torpe, sin embargo.
Dejóse manipular por la vil mente, la avara codicia,
la soberbia lujuria y la falsa caricia.
Mano torpe, así lo declaro.

No es que esté contento, no creo hablar en vano;
creo que algún día nos uniremos como hermanos.
Creo que así debe ser, pero nos seguimos engañando,
nos tragamos el anzuelo, día a día, como neo-natos.

Pasó tanto tiempo, ¿cuánto más seguir?
Para qué perseguir si podemos conseguir
el sagrado Saber que nos es otorgado, desde el principio,
pero nos lo ocultaron.

Pero claro, no les conviene, ellos flamean otra bandera.
Descansan sobre nuestras penas y nos pisotean.
Bueno... es tiempo de soltarnos de estas cadenas.


Mac.

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